10 de febrero de 2010

A propósito de la globalización y su influencia a nivel personal y social.

El modelo de globalización capitalista en el que vivimos, tiene una influencia enorme en las personas, no sólo en sus situaciones económicas, sino también, en su vida personal. Hoy en día las dinámicas de las sociedades son mucho más móviles de lo que eran en el pasado. Con el proceso de globalización el mundo ha dejado su forma sólida para convertirse en un mundo líquido, como lo manifiesta Zigmund Bauman. Es decir un mundo donde las relaciones y la formas sociales se van transformando día a día, donde la movilidad de las personas en su vida laboral o en su vida personal ha alcanzado su máximo exponente. En el mundo de hoy la permanencia en algún sitio, llámese este un país o una empresa está condicionada por los intereses de cada persona. Así, es muy común ver hoy en día personas que al encontrar un trabajo y entrar en la plantilla de una empresa no se plantean seguir toda una vida en la misma, debido a que sus sueños y sus aspiraciones van cambiando o evolucionando a medida que pasa el tiempo. De igual forma, el país donde uno trabaja dejó de ser importante. Hoy, interesa más las ventajas que la posición laboral pueda brindar, tanto en el aspecto económico, como en el emocional, o el del conocimiento o inclusive la aventura, que la seguridad que uno pueda obtener al permanecer por el resto de la vida en un país.

Los seres humanos hemos evolucionado a una condición de individualismo guiada por intereses personales, inclusive, muchas veces, egoístas con los que nos rodean. Esto ocurre debido a que es más importante realizarse a nivel personal que pensar en pareja, familia y menos aún en comunidad. Es decir, ya no es el objetivo principal de una persona, el contribuir al crecimiento de una relación o un colectivo sino el crecer individualmente, sea esto hacer mucho dinero o adquirir más conocimiento, o simplemente viajar más. Es más, en nuestros tiempos las parejas o las familias pueden comprometer o limitar los ideales o los sueños de la mujer o el hombre moderno. Dicho de otra forma, si la pareja o la familia no contribuyen a que este hombre o mujer modernos satisfagan su sueño individual, son descartables y es preferible buscarlo sólo.

No obstante, estos tiempos líquidos, también nos han otorgado la capacidad de idear nuevas formas de relacionarnos. El Internet constituye una herramienta magnífica que facilita las relaciones interpersonales y de cierta forma acorta las distancias. A propósito de lo mencionado en el párrafo anterior, nuevos fenómenos, como relaciones virtuales, propios de la sociedad líquida han emergido. Este tipo de relación mantiene a los individuos trabajando por la consecución de sus aspiraciones personales en lugares distintos del mundo, por ejemplo Bilbao-Lima, y al mismo tiempo les permite mantener su relación amorosa a distancia. Esto simplemente ratifica la condición de individualismo puesto que ninguna de las personas involucradas en la relación está dispuesta a ceder un milímetro de los pasos avanzados para conquistar el sueño personal en honor al amor, al cariño o a la estabilidad que antes se conocía.

Esto nos lleva a reflexionar sobre otro de los fenómenos del mundo actual, el amor líquido, el cual para Bauman constituye nada más que una respuesta a manera de instinto que tienen las personas con el objetivo de no sentir soledad pero que de ninguna manera significa una atadura de por vida. Se puede afirmar que ciertamente muchas de las relaciones interpersonales y especialmente las afectivas carecen de ese germen sólido de vínculo perpetuo entre las personas, y que los seres humanos de la actualidad, nos guiamos más por instintos que por sentimientos de amor sólido y tradicional, lo cual crea una extraña fragilidad entre los vínculos humanos, propios del sentimiento de inseguridad y falta de confianza en el prójimo. Los individuos tienden a sentir impulsos de estrechar lazos entre sí pero al mismo tiempo no atarlos de manera muy fuerte para de esta manera tener la capacidad de deshacerse de ellos cuando sea necesario.

Se podría decir que el amor ha perdido su esencia y su significado profundo de lealtad y compromiso con una persona. Hoy en día las relaciones sexuales surgen de la espontaneidad de una copa y dos sonrisas, y como ya es normal, pueden durar tan sólo una noche, como un año, eso si, sin la presión de que el hecho pueda desembocar en una relación de larga duración. Con esto se puede comprobar la liquidez del mundo y sus relaciones, todas condicionadas por la protección personal, la desconfianza en el par y el individualismo. Estas características de la sociedad actual con sus relaciones interpersonales, nos ha convertido en un mundo donde todo es desechable. Tanto las personas como las cosas pueden ser descartadas con una facilidad nunca antes vista. Es igual de fácil cambiar de coche como cambiar de pareja, o como arrojar a la basura pañales desechables. El mundo, nos ha convertido en seres con fecha de caducidad inmediata, seres descartables, e inclusive muchos indeseables.

El último, es el caso de la mayoría de personas que viven en el mundo en vías de desarrollo, los cuales a ojos del 20% privilegiado de la población, deberían desaparecer, ser invisibles. La sociedad actual los ha convertido en desechos humanos, seres que no son objeto de acogida en la sociedad desarrollada puesto que no están a la altura que el mundo de hoy exige. El sesgo de individualismo al que se ha venido haciendo referencia, ha facilitado a que un porcentaje importante de la población sea visto con desprecio e inclusive con asco. Ya no sabemos donde ponerlos, donde mandarlos o esconderlos puesto que nos están jodiendo el paisaje. Y es que estos desechos humanos son los primeros descartables, los que no pueden ser empleados en la sociedad de consumo actual, y los que ni por un milagro podrían beneficiarse de los logros de la globalización, la cual por el contrario, ha tenido un efecto desgarrador en los lugares donde habitan.

Y es que quizá Bauman tenga razón y el ser humano de la sociedad actual, nórdica, desarrollada, no tiene la capacidad de asumir compromisos que representen la renuncia a ciertas aspiraciones personales o de país. El modelo del individuo individualista puede fácilmente servir de ejemplo de la sociedad capitalista individualista también, puesto que esta ha venido actuando en beneficio propio y a costa del sufrimiento, la opresión y el subdesarrollo de muchos, sin siquiera, pararse a pensar un segundo en que ocurre con el de abajo y como le afecta su caminar. El modelo de globalización capitalista como se ha venido desarrollando hasta este día, no es incluyente y carece de principios y valores éticos, descarta todo lo que se ha usado por unas pocas veces, discrimina al que se ve diferente o al que no es él. Camina con paso firme y decisión, sin pensar a quien pisa, no importa nada, el objetivo es la consecución de un sueño personal; el dominio de lo global.

9 de febrero de 2010

Sueños de niño

Vuelvo a trasnochar acogido por el calor de un buen libro.
Una taza de té me mantiene con vida, mientras viajo hoja tras hoja por los fantásticos mundos que se dibujan en mí imaginación.
Grandes valles, un ferrocarril humeante, lejanas montañas nevadas, pájaros tan grandes como aviones, cánticos sórdidos de seres maravillosos que jamás había conocido.

Un párrafo más me hace pensar lo bella que fue mí infancia, casi tan mágica como la historia en que me pierdo.
Detengo mí lectura por unos instantes, para sumirme en la melancolía del recuerdo. En lo efímero de los años y lo frágil que es la memoria.
Grandes hazañas en la escuelita. Hago memoria; jugaba a ser un rey. Un palo viejo de escoba hacía las veces de mí corcel blanco, y, al grito de “vamos mis soldados,”
Echaba ha andar una operación militar digna de intervención internacional.
Mis súbditos... Mis grandes amigos de la infancia y fieles colaboradores de los más grandes sueños altruistas de liberación de los pueblos sometidos.
Mariscales, Generales, Capitanes, e inclusive, una Reina esperando ser rescatada, formaban parte del contingente pacificador y libertario.
Ya en aquel entonces exportábamos sueños de un mundo mejor.
Batallas incansables fueron libradas día a día, receso a receso. El incansable esfuerzo de este ejercito de pequeñines soñadores, exportadores de justicia, equidad,
Solidaridad, y, paz, estaba fundamentado en la idea, ya presente en esos días, de que todos merecemos vivir con dignidad.

Pasan los años, voy creciendo, y el pensamiento de aquel chiquitín se mantiene vivo.
¿Cuántas batallas más habrá que pelear hasta que el objetivo final cobre vida? No lo sé.
Lo seguro es que el incansable ejercito sigue viviendo dentro de mí.

Un sorbo más, vuelvo a mí viaje en los profundos e inmejorables valles que letra a letra voy caminando.

8 de febrero de 2010

Un poema desde el desvelo.

Mi vida anterior a ti, era eso: anterior a ti.
Porque después de ti,
empecé a entender el mundo desde tus ojos,
a descubrir la vida desde tus manos,
a sentir el amor desde tu piel.

Después de ti no hay después,
es solo un antes que estuvo vacío
con una colección de inconformidades
y una constante muestra de inseguridades.
Una vida que llegó a su clímax al verte llegar.

7 de febrero de 2010

Software Libre. Crítica a la posición de Microsoft.

La era de la comunicación y las nuevas tecnologías nos traen al centro del debate temas que en épocas pasadas eran impensables. Las comunicaciones digitales, el Internet, y los software para ordenadores, ocupan hoy en día parte de la agenda de las administraciones de los estados y en especial de los encargados de crear políticas públicas que sean incluyentes, equitativas, sostenibles y, que, finalmente, respondan a las necesidades y potenciales de sus sociedades.

El software libre a sido objeto de varios debates y polémicas en lo referente a su potencial, eficacia, pero sobre todo su rentabilidad. Existen dos posiciones desde las cuales se puede enfocar el tema y tratar de brindar una aproximación más clara a la realidad de este nuevo actor de la era tecnológica en nuestro mundo globalizado. La primera es la visión de la economía de mercado, cegada por su infinita ambición de generar superávit de riqueza, y , la segunda, la visión social de la economía, enfocada en la evolución a una sociedad más justa y sostenible. Este artículo analizará la polémica generada por la posible instalación del software libre de Linux en las escuelas públicas españolas en el año 2003, desde la perspectiva social de la economía, inherente al desarrollo humano. Se utilizará como base para tratar la cuestión la entrevista realizada, por el diario El País, al presidente ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer.

Para hablar de software libre, es preciso, primeramente, conocer el alcance de su significado. Al contrario de lo manifestado por Ballmer, el software libre o free software, por su denominación en inglés, no quiere decir que se trata de un sistema gratis.[1] Pese a que la traducción literal de su nombre podría sugerir la gratuidad del bien, éste trasciende de este concepto y se enmarca en el del espectro de las libertades. La libertad que los usuarios disponen para utilizar el software, copiarlo, distribuirlo, estudiarlo, modificarlo e incluso mejorarlo.[2] Esto no necesariamente supone que la distribución e inclusive la mejora del bien deba ser gratuita. Por el contrario, en caso de que la encargada de la modificación o distribución considere que se debe pagar un precio por el uso de éste, se encuentra en total libertad para hacerlo.

En el siglo XXI, las sociedades atienden, día a día, a transformaciones tan rápidas que muchas veces son imperceptibles. La globalización y la expansión de las tecnologías han creado un mundo tecnológico paralelo, donde nuevas formas de producción, traducidos en nuevos nichos laborales, van surgiendo y aún no son sujetos a control alguno, es decir, que se realizan con total libertad. Esto, sin duda alguna, representa un cambio en la forma en que las sociedades van desarrollándose y en su modo de generación de recursos. La idea del software libre puede generar nuevos mercados laborales puesto que al poder modificar libremente el sistema o distribuirlo de manera gratuita, es posible que el usuario que lo haya hecho pueda pedir un precio por su trabajo. El software libre promociona el no uso de patentes o derechos de copia (copyright) sobre el software ya que esto impide que la usuaria haga uso de éste en la forma que ella precise. Pensar que las mejoras que un software pueda tener deban esperar al pago de una licencia de uso, la cual otorga una compañía que controla un porcentaje monopólico del mercado, y a la posterior aprobación de la misma, es negarse a aceptar una realidad existente e irreversible.

Microsoft, como se menciona anteriormente, controla gran parte del mercado de software a nivel mundial. Esta gigante multinacional se ha ubicado en una posición muy influyente, lo cual en este siglo, debería significar implicación y responsabilidad con los procesos de desarrollo que viven los países. No obstante, el discurso de Baller, desconoce, de manera categórica, a Linux como competencia, argumentando que el trabajo voluntario mediante el cual éste se desarrollo carece de objetivos e innovación coordinada. Dado el momento histórico de la entrevista,[3] claramente se pretende descalificar al producto y de esta manera generar más confusión en la sociedad. Sin embargo, constituye deber de un estado el permitir que exista competencia contra los grandes monopolios y que nuevos actores con potencial sean apoyados para de esta forma se pueda brindar a los ciudadanos mayores oportunidades de donde escoger. Se utiliza la falacia para argumentar que este tipo de software no genera empleos cuando la realidad detrás del asunto en cuestión es que al tener más actores implicados en la generación de este tipo de bien, lo que ocurriría en el mercado es que los precios serían más asequibles y los salarios de los programadores más justos. Pero justicia salarial no significa millonarias sumas de dinero por un bien que hoy en día es de carácter público por lo tanto es obligación del estado ordenar que su acceso sea extendido a la mayoría de la población y no privilegio de pocos.

Una sociedad llamada de primer mundo experimenta procesos de desarrollo donde surgen nuevos requerimientos para que sus ciudadanos alcancen los más altos niveles de vida. Empoderar al usuario de software para que tenga la posibilidad de crear, distribuir, e innovar, constituye un deber de los gobiernos, puesto que los redime del poder de las compañías que desarrollan este tipo de sistemas y consecuentemente garantiza su libertad. Además, como ente regulador de la sociedad el estado debe garantizar la equidad e igualdad de oportunidades de los nuevos actores. Negar la implementación de este sistema, constituiría, además, un atropello contra el más débil y a favor de un gigante corporativo como lo es Microsoft.



[1] Artículo: “El software gratuito no ayudará a crear una industria nacional.” Diario el País, domingo 11 de mayo de 2003.

[2] Página web de GNU operating system: http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.html. Consultada el 30 de noviembre de 2009 a las 22h00.

[3] La entrevista se realizó después de haber mantenido una reunión con autoridades del gobierno español.

Comentario al artículo Desarrollo económico y ajuste. Diario EL PAÍS, 1 de agosto de 1994

Constantemente se habla de desarrollo como sinónimo de crecimiento económico, manteniendo al margen de la definición el grado de bienestar, la protección ecológica, o la adecuada redistribución de la riqueza. En la era del capitalismo y la globalización, se habla de este proceso en términos de acumulación de capital, liberación de mercados, y un orden económico mundial manejado por los países poderosos, y, detrás de estos, los intereses de las grandes corporaciones.

En este artículo, Manuel Gutillán, trata de argumentar no sólo que la única línea de desarrollo es el crecimiento económico, sino, que éste coexiste inevitablemente con el ajuste económico.[1] Manifiesta que estos procesos de crecimiento económico usualmente tienen como punto de partida una crisis en la que se ha producido un desequilibrio económico lo que implica además un caos político. Las causas para que este fenómeno ocurra pueden ser de carácter interno, como por ejemplo una excesiva inflación, o, razones externas, como la ruptura de relaciones con un estado con el que se comercia mucho. Lo cierto es, que el autor afirma que la única alternativa para salir del abismo económico es la adopción de políticas de ajuste económico, esto quiere decir reducción del gasto público, o, tasas de intereses elevadas, además de la implementación de políticas neoliberales de crecimiento económico, como liberación de mercados, beneficios a las corporaciones que inviertan en el país entre otros.

En referencia a las políticas de ajuste hace una diferenciación entre las de corto plazo y las de largo plazo o estructurales. Con respecto a la primera manifiesta que pueden existir problemas en las balanzas de pagos y ante lo cual se requiere adoptar medidas de carácter presupuestarias, monetarias y cambiarias con el objeto de alinear la demanda con la disponibilidad de recursos finalmente logrando equilibrar el sistema. No obstante, no se manifiesta las consecuencias negativas que usualmente estas políticas acarrean, tales como la imposibilidad de acceso a ciertos productos básicos por parte de los ciudadanos más pobres o la dificultad de obtener créditos debido a las tasas de intereses tan altas, lo cual generalmente termina afectado al bienestar de la población menos rica. Con respecto a la segunda, manifiesta que son políticas que van dirigidas a mejorar la eficiencia y fortalecer la competitividad con el objeto de generar más recursos y por consecuente aumentar los niveles de actividad y crecimiento económico.[2]

Se ha creado un consenso alrededor de esta teoría que conecta al ajuste con el desarrollo argumentando que existen muchas experiencias positivas que han surgido en base a estas. Las políticas de ajuste además proponen que el estado reduzca su actuación a asegurar un entorno macroeconómico estable, otorgar seguridad jurídica a las multinacionales, y crear un ambiente adecuado para los mercados. Se pretende que no haya intervención pública en la regulación del mercado lo cual, en nuestros tiempos, ha comprobado ser un arma muy peligrosa ya que facilita abusos por parte de los más poderosos. Y como era de esperarse, el autor nunca evalúa el coste social que muchas veces pueden acarrear estas políticas.

Se manifiesta también que los países que han adoptado este modelo son mas propicios al desarrollo económico. No obstante, no se analiza que también han existido otros modelos que han logrado desarrollarse sin implementar las políticas de ajuste. Este es el caso del llamado milagro del sud este asiático, donde con un modelo propio y adecuado a la cosmovisión de la región logro el desarrollo de la misma.

Lo curioso de estas políticas de ajuste, es que son impuestas por parte del FMI a sus prestatarios, los países en vías de desarrollo, sin embargo generalmente no pueden ser consumadas puesto que estos países no cuentan con los recursos necesarios para poder soportarlas. La trampa que esta institución ha puesto es que si el país se niega a tratar de implementarlas, entra en la lista negra del FMI, y, por lo tanto, no es objeto de préstamo por parte de esta institución y por consecuente de ninguna otra ya que sin el aval del FMI no se concede crédito a países con alto riesgo.

La idea del autor es limitada puesto que no comprende que desarrollo debería ser entendido y evaluado en base a las condiciones de vida de una sociedad en la cual las necesidades de los individuos y de los grupos de individuos sean satisfechas mediante el uso y explotación racional y sostenible de los recursos disponibles, y puesto que no analiza otras posibilidades sin repercusiones tan graves para los mas pobres. Definitivamente es una visión sesgada por su función dentro de la institución.



[1] Guitián, Manuel. Desarrollo económico y ajuste. EL PAÍS, 1 de agosto de 1994.

[2] Ibídem

Pero, ¿qué es esto de la Globalización?

Contar la historia de la mundialización o globalización es casi tan complicado como contar la historia del mundo, ya que, desde que nuestro primer ancestro aprendió a caminar erguido y su cerebro desarrolló la capacidad de razonamiento, los seres humanos hemos estado en constante movimiento, expansión, e interrelación; que quizá sea la forma más sencilla de definir mundialización. No obstante, es tan sólo en los últimos cincuenta años que podemos hablar en estricto sentido de ésta. Entonces, ¿ qué es realmente la mundialización o globalización?

Para dar respuesta a tan sencilla, pero engañosa, pregunta es necesario primeramente repasar algunos eventos trascendentales en nuestra historia, la historia del ser humano. A finales de la segunda guerra mundial, la sociedad internacional se encontró sumergida en una guerra aparentemente invisible pero con un efecto de magnitudes enormes; la guerra fría. Lo que ésta significó no es nada menos que el enfrentamiento entre dos sistemas existentes en ese entonces: a) el sistema occidental-capitalista y b) el sistema oriental-comunista. Con el triunfo de los aliados, los Estados Unidos consolidó su hegemonía global e impuso su sistema económico, el capitalismo. Este sistema se caracteriza porque tanto los seres humanos, como las empresas, se dedican a la producción de bienes y servicios, y se encuentran únicamente regulados por las fuerzas del mercado. La mano oculta del mercado, como la llamaba Adam Smith, es la encargada de organizar, de decidir el movimiento de los bienes y servicios, y, de adjudicarles un valor para su comercialización. El sistema capitalista está diseñado para que los estados tengan el menor control posible en el ámbito mercantil sobre lo que ocurre en sus sociedades, y son las grandes empresas o grupos económicos los que dirigen el devenir de la economía de una nación, y hoy en día,,de la economía del mundo. Al tener un papel mínimo en la evolución de las sociedades, el Estado, usualmente, no llega a satisfacer las necesidades de interés público, es decir servicios sociales, como la salud, la seguridad o el medio ambiente. Entonces, convirtiendo a todas estas prestaciones en servicios comercializados por empresas privas.

Para asegurar la vigencia y dar continuidad al proyecto, la sociedad internacional ingenió una serie de instituciones de “fomento, estímulo, y financiación” de los países en vías de desarrollo, con las finalidades “altruistas” de nunca más permitir que los más débiles fueran ultrajados y que su voz sea escuchada. Así, se ha creado una trinidad maligna: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y a la Organización Mundial del Comercio, organizaciones en su mayoría lideradas por miembros de las 5 economías más fuertes del planeta, y las cuales, con sus políticas casi imposibles de cumplir para los financiados, han sumido en la miseria a muchas naciones.

De esta forma el capitalismo se ha derramado por el mundo como una mancha de petróleo en el océano, esparciéndose por él. La consecuencia de este acontecimiento ha alcanzado ha interconectar todos los aspectos y a todas las personas que habitamos el planeta.. La expansión del capitalismo ha llegado, sin duda alguna, a la mayoría de países del mundo, entrelazando sus mercados, profundizando relaciones de oferta-demanda, de empleado-empleador, de desarrollado-subdesarrollado, de norte-sur, y logrando, inclusive, conectarlos de manera física con redes de telecomunicación y de transferencia de información esparcidas por todo el globo.

El desarrollo de las telecomunicaciones permite hoy en día conectarse en tiempo real con cualquier lugar del mundo, consiguiendo de esta manera una interactividad entre continentes que está en marcha durante las 24 horas del día los 365 días del año. Esto ha favorecido que las grandes empresas contraten servicios en un tercer país. Así, aumentando su productividad, y también su influencia en la vida diaria de las personas, por ejemplo:

Es muy común, hoy en día, que una empresa multinacional, digamos Nike Inc., tercerice los servicios de la manufactura de sus productos en algún país en vías de desarrollo, digamos Indonesia, donde los costes de producción son más bajos y las condiciones laborales menos rigurosas que en un país desarrollado, para luego comercializarlos en tiendas de Europa, Estados Unidos y muchos otros países, donde sus productos coparán los mercados y crearán una nueva tendencia de vestir. Al deslocalizar su producción, Nike Inc., ha conseguido tener una producción más barata, con gente trabajando en un horario diferente, y así consiguiendo una productividad mayor de más horas de trabajo para su empresa a nivel integral. Al mismo tiempo, ha generado muchas plazas de trabajo en Indonesia, y podríamos, seguramente, decir, que la economía de los empleados de esta maquila dependen en un porcentaje alto de la situación económica o estratégica de la empresa. Pero la situación económica de la empresa, a su vez, depende de varios factores. Uno de los más importantes, es el valor de sus acciones en el mercado bursátil. Es decir, que la estabilidad de ésta, está en las manos de un grupo de personas que se dedican a especular con acciones de empresas y otros títulos valores, en un mercado bursátil que, comúnmente, puede estar contaminado por títulos que no tienen ningún valor real, y que por el contrario tienen un riesgo altísimo de generar pérdidas. Estos valores son conocidos en el la jerga financiera como títulos basura. Es decir, que si hipotéticamente la mencionada empresa quebrara, todos los empleados de la maquila en Indonesia quedarían desempleados. Desde luego, ocurriría lo mismo, si por razones de estrategia de mercado o por pura maniobra la empresa decidiera moverse a Brasil.

Con la globalización económica, las fronteras de los países cada día son menos importantes para el transito de productos, puesto que los mercados han dejado de ser nacionales y se han convertido en mundiales; ahora el comercio es global. Es decir, los productos que alguna vez eran sólo de conocimiento de una cierta región y privilegio o desgracia de una cultura en particular, han dejado de serlo, y hoy pueden ser comercializados en cualquier parte del mundo. Los mercados rigen los actos de comercio que se realizan sin importar el territorio. Y la facilidad que la tecnología nos brinda, permite que los productos sean intercambiados sin importar el lugar geográfico donde se encuentren. Las transacciones se realizan en una especie de limbo mercantil en el que los negocios antes realizados en dinero físico, han desaparecido y todo se mueve a través de sistemas financieros interconectados por sistemas informáticos que les permiten controlar los dineros de manera virtual. Es decir, una persona puede realizar un pago por una mercancía desde su hogar, digamos Quito, a otra persona, en otra ciudad al otro lado del mundo, digamos Estambul, sin siquiera conocerse y menos aún realizar un intercambio físico de dinero.

Esta situación, ha llevado a que los sistemas financieros tengan una red mundial formada de diferentes instituciones bancarias, todas relacionadas e interconectadas entre sí, que se encargan de manejar todas las transacciones monetarias a nivel global. En pocas palabras, los dineros del mundo se encuentran en manos de los banqueros, algo que desde luego no siempre es lo más acertado, puesto que esta capacidad muchas veces ha ido en detrimento de las personas que han depositado su confianza en las instituciones bancarias, las cuales mediante especulaciones, con el valor de acciones de empresas que cotizan en las bolsas de valores, más de una vez han jugado a pérdida con los dineros ajenos. Para ilustrar esta afirmación basta con recordar la crisis financiera que estalló a finales del 2008.

La interconexión de los mercados mundiales, y la importancia que las grandes empresas tienen a nivel global, fue más visible que nunca en esta crisis, ya que la quiebra de ciertas instituciones financieras y corporaciones multinacionales tuvieron impacto directo en la economía de muchos países, y esta vez no sólo en los menos desarrollados, generando de igual forma desempleo e inclusive desesperación en los ciudadanos y sus gobiernos. La inminente quiebra de varias multinacionales movilizó inmediatamente a los gobiernos para adoptar medidas de rescate especialmente a los bancos que son los encargados de mantener a flote esta economía, por ejemplo, grandes consorcios como Lehman Brothers o City Bank, por nombrar dos grupos financieros. No obstante, la influencia de otras multinacionales, como General Motors o Coca Cola, puede ser de igual forma muy perjudicial. Este fenómeno demostró la influencia que las multinacionales tienen sobre la economía global puesto que la inestabilidad de una de ellas puede perjudicar a millones de personas y además poner en jaque a más de un Gobierno. La democracia de nuestros días se debe a las grandes corporaciones y los Gobiernos se encargan de velar por su bienestar para de esa forma no desestabilizar sus sociedades. Esto sin duda alguna ha generado mucha riqueza concentrada en las manos de muy pocos y desde luego tiene sus grandes perdedores; las personas más pobres de los países más débiles.

El modelo de globalización capitalista en el que vivimos, ha desarrollado un modelo conocido como centro-periferia. Modelo que ahonda la dependencia entre los países centrales o desarrollados y las periferias o países subdesarrollados. No obstante, es también aplicable a situaciones locales. Es decir, que ciertas ciudades, usualmente las capitales de los países, incluyendo a los más pobres, son receptoras de fuertes inversiones de capital extranjero que sin duda alguna permiten un crecimiento en la economía a nivel macro. No obstante, generan crecimiento económico sólo en el sitio escogido y por lo tanto aíslan a la ciudad, donde se invierte, de la realidad del resto del país. Esto genera varios fenómenos, que usualmente pueden ser reproducidos a escala global, entre ellos: un aumento en la brecha entre ricos y pobres, haciendo las diferencias socio-económicas aún más visibles, así como fenómenos migratorios internos del campo a la ciudad, y consecuentemente mayor pobreza urbana en las urbes debido a que la maquinaria productiva no está en capacidad de abarcar toda la demanda de empleo que se ha generado, lo que ocasiona un incremento de la delincuencia y ello el aumento de la sensación de inseguridad. Este modelo, a nivel global, crea una dependencia económica de los países ricos puesto que son sus inversiones o sus préstamos los que son necesarios para el desarrollo de la economía. Usualmente, las condiciones en que estas inversiones o estos préstamos llegan, son totalmente desfavorables para el receptor.

La globalización económica ciertamente ha generado muchas cosas positivas como la posibilidad de viajar, conocer e interactuar diariamente con otras culturas, la facilidad de las comunicaciones, y desde luego una ampliación de nuestro bagaje cultural, y resultaría muy beneficioso si el modelo actual pretendiera avanzar a una cultura universal. No obstante, las consecuencias de ésta también nos muestra el lado contrario con resultados que han sido catastróficos. Decenas de países sometidos al subdesarrollo enfrentan crisis económicas que deterioran aún más las condiciones de vida de las personas más vulnerables. Millones de personas mueren de inanición y pandemias, producto de cientos de guerras exportadas desde los países desarrollados y por consecuencia de un medio ambiente deteriorado