12 de febrero de 2008

ME HUNDO EN TU PIEL


Me hundo en tu piel. 
En tu cuerpo suave junto al mío logro alcanzar niveles impensables de paz. 
Te toco, se acelera mi ritmo cardiaco y voy perdiendo la conciencia. 
Me hipnotiza poco a poco el aroma de tu ser, 
Suspiro a tu oído alguna frase sin sentido que misteriosamente acelera el movimiento de tu cadera. 
Tiras de mi cabello, tus labios devoran los míos y voy cayendo. 

Se desprende un gemido de tu boca,
Me pides que te ame.
Rasguños, besos apasionados y fluidos de amor van mojándonos el cuerpo.
Quiero llegar mas lejos, 
Fundirme contigo en un solo ser,
Tenerte y saberte sólo mía.

Quiero perderme en el laberinto de tus curvas 
Suavemente acaricio tu cabello,
Delineo lentamente con mis dedos lo perfecto de tu rostro,
Cual pincel del gran Leonardo me deslizo por tu piel.

Bajo por tu vientre,
Voy dibujando lo hermoso de tu figura,
Tus piernas se aflojan al compás de un verso de Neruda,
Me gustas cuando callas…

Suave, delicada, simplemente hermosa.
Duermes desgastada aún con miedo de lo que puede ser, pero quizá jamás será.
Me hundo en tu piel, 
En tu cuerpo, 
Pretendo hacerlo en tu alma.

Me hundo en tu piel,
Suave, delicada, simplemente hermosa.

La Sílaba Innombrable

Y he llegado a creer que quizá la imperfección de la respuesta sea la más adecuada situación para el corazón. 

¿O tal vez, el estar atrapado en un mar de dudas, el cerrar la puerta a nuevas oportunidades, el creer que todo es malo, todo es incorrecto o simplemente que todo lo nuevo es igual a lo anterior, sea la actitud de protección más efectiva a hacernos daño?  A lo mejor estas circunstancias ciertamente no tienen sentido ni lógica alguna. O es mejor creer que el hecho de no lograr discernir sobre una insubsistente confusión de sentimientos, no tiene razón mayor que el despecho y el desapego a lo hermoso de estar vivo. 

La condición única, previa a la existencia decorosa y premeditada de nuestra raza, es el amor. El mismo que nos abre espacios in-imaginados llenos de magia y esplendor, propios de la ilusión de perfección que este provoca. Nos impulsa a crecer y desarrollarnos plenamente como individuos productivos y fieles siervos de la construcción de un mejor mundo. Este sentimiento nos provoca sonreir, nos permite acercarnos a lo divino de la naturaleza, y en ocasiones solo nos lleva a realizar locuras que simplemente nos llenan más de vida. 

No es sincero pensar que la vida de un ser humano sería posible sin este sentimiento, valor, locura, bendición, llamese como se le llame; así también, no es posible pensar que la simple posibilidad de que este sentimiento esté próximo a nosotros nos provoque reacciones de miedo e inestabilidad cuando lo más óptimo sería no dejarlo pasar.

Quizá la respuesta opuesta al si, sea la mejor manera de derrumbar sueños e ilusiones que como seres humanos tenemos derecho a tenerlos. O tal vez sea la mejor manera de incentivo para descubrir la verdadera razón e indagar de manera minuciosa en lo más recóndito del corazón que pronuncia aquella sílaba, la innombrable.  

Esperemos...





14 de enero de 2008

Y pensar que la tierra es el lugar donde las cosas más macabras pueden ocurrir.


Recuerdo haber tenido un sueño, entre montañas verdes, explanadas inmensas de hierba y paja de páramo enriquecidas por el rocío de la mañana. Suaves y majestuosos rayos de sol iluminando el horizonte, miles de aves con sus bellos cánticos, hipnotizándome cual sinfonía celestial. Las golondrinas, los gorriones, los halcones volando alto en busca de algún distraído roedor, un Cóndor admirando desde un pico alto, lo gigantesco de su reino, y, mostrándose imponente, en todo su esplendor, el magnífico volcán Cotopaxi, sus nieves blancas con una figura perfecta cubrían la mitad de la montaña y el reflejo de los rayos del sol se veía en aquel blanco reflector.

Caminaba yo, por aquel páramo de inexplicable e inmejorable belleza, allá en el centro del Ecuador, la provincia del Cotopaxi para ser exactos, pensando en lo agradecido estoy con la vida por permitirme estar donde estaba, imaginándome al son de mis pasos cuan libre podía llegar a ser, me pregunté... ¿Quizá tan libre como aquel grupo de caballos salvajes que cruzan al galope mi panorama? y ahí fue, justo en ese preciso instante, entré en aquel dilema filosófico existencialista de querer entender ¿Por qué estaba aquí?, ¿por qué estaba vivo? ¿Por qué podía caminar, pensar, hablar, decidir y reconocer lo correcto de lo incorrecto? ¿Será que la vida que llevo es la adecuada?, acoté, tal vez, salir de juerga 3 veces por semana no sea lo mas cercano a lo perfecto del comportamiento moral que mi educación exige. Quizá el tomar unas cuantas copas de buen whisky no sea tan malo, o quién sabe si decir un par de mentiras para enamorar sea realmente malo. Mientras mas ahondaba en lo desconcertante y sutilmente elocuente que considero mi actuar en la vida, me di cuenta que lo que importaba realmente no era mi actuar, no era importante, ni siquiera de lejos, el comportamiento de un sólo individuo sin representación, sin dinero y sin poder alguno sobre la tierra. Seguí caminando, buscándole mil y un razones al suceder, muchas veces tan banal que tiene la vida. Lo cierto es que mi mente se trasladó a lugares indescriptibles, no tanto por su belleza, más sí por el terror y la miseria que se vive allí. Ver y sentir como miles de familias sufren el desplazamiento originado por una guerra civil en Darfur; 400,000 (cuatrocientos mil) muertos se ha llevado éste conflicto, genocidio en su máxima expresión, y todo ocurrido porque el odio racial existente entre hermanos musulmanes de raza árabe y de raza negra ha sido apoyado y aplaudido por milicias poderosas, contrabandistas de armas y políticos descabellados sin el menor sentido de conciliación, respeto y amor por sus con-nacionales. "Hambre y balas en África", nos dice un reconocido medio de comunicación a nivel mundial al referirse a la difícil e inhumana situación que viven millones de seres humanos en Somalia y Etiopía, las causas son claras, 186 golpes de estado en 27 países africanos han logrado desatar la mayor crisis humanitaria de la era. Iraq, atormentada por una guerra, injusta, contra el terrorismo. Iraq ha sido acusado de poseer armas de destrucción masiva, las cuales luego de 5 años de conflicto jamás han sido encontradas, se ha dicho que aloja a la mayor red de terroristas del mundo, se le ha vinculado con negocios ilícitos de armamento, sin hasta el momento lograr comprobar nada de lo argumentado; la razón real del conflicto iraquí, es la sed de petróleo, el hambre de poder, y la voracidad insaciable de pretender controlar los ricos países de medio oriente.

Hombres y mujeres sometidos al abuso inmisercordioso de grupos poderosos dirigidos por otros hombres, son la causa fundamental de esta crisis mundial en la que vivimos, me he preguntado a lo largo de mi caminar, ¿Qué tan insignificantes somos los individuos comunes que no llegamos a lograr cambios reales en nuestro diario vivir? He traicionado mi viaje de felicidad y distensión, con el reflexionar concienzudo que privilegiadamente se nos dio a los hombres, sin embargo, equiparé mi pensamiento con el razonar burdo que poseemos todos, razonar que nos dice que el individuo, "per se", no tiene posibilidad de cambiar lo que ocurre en la humanidad, cuando lo real es que cada paso que damos, cada palabra que sale de nuestra boca, cada mirada, cada caricia e inclusive cada pensamiento, tiene la capacidad de transformar pixel a pixel nuestro entorno. "El vuelo de una mariposa aquí, puede causar un huracán en la china."


Y pensar que la tierra es el lugar donde las cosas más macabras pueden ocurrir.